Que la primera infancia es el período de crecimiento más importante en la vida de las personas es un dato que conocemos hace tiempo. El acceso al cuidado, a la educación, a la salud, la nutrición y la protección social son fundamentales para lograr el desarrollo pleno de niñas y niños, tanto para su presente como para su futuro.
En los últimos 15 años se han dado grandes avances en materia de inversión y de políticas para fomentar el desarrollo infantil temprano. Varios países han desarrollado programas, estrategias y planes nacionales para la infancia. También ha habido una amplia expansión de cobertura de la educación preescolar y se ha promovido la colaboración entre diferentes actores para impulsar el desarrollo de la niñez en sus primeros años.
Sin embargo, todavía existen serios desafíos, especialmente en términos de implementación de las políticas a escala con calidad y equidad: estas no siempre logran traducirse en mejores servicios para los niños de la región.
En este contexto, se celebró el Segundo Foro Regional para el Desarrollo Integral de la Primera Infancia, con el objetivo de impulsar el compromiso político y social con la Agenda Regional por el Desarrollo Integral de la Primera Infancia (firmada en el primer Foro, en 2017) y de consolidar nuevos acuerdos para continuar avanzando en transformaciones por los derechos y el bienestar de la niñez.
Acuerdos regionales para la primera infancia
El Foro, convocado por el Diálogo Interamericano, había logrado cuatro grandes acuerdos en su edición anterior. En este segundo foro, realizado con el apoyo de UNICEF, la Universidad de los Andes, y otros aliados de la sociedad civil como Fundación FEMSA, Van Leer Foundation y Porticus, se ratificaron los cuatro acuerdos, buscando además que reflejen los avances y desafíos actuales:
1. Intersectorialidad y financiamiento
¿Cómo avanzar en el desarrollo de la primera infancia sin antes colocar a las niñas y los niños y sus familias en el centro de la discusión y de la acción? Se estableció la importancia de garantizar el acceso a un paquete de prestaciones integrales y de calidad, para lo que se requieren presupuestos dedicados y mecanismos claros de seguimiento. Dado el restrictivo contexto fiscal actual, es crucial priorizar las inversiones según su impacto en el desarrollo infantil y blindar los presupuestos asociados a lo largo del tiempo.
2. Calidad de los servicios de desarrollo infantil
Se consensuó la calidad de los servicios como una prioridad ineludible, garantizando que las atenciones reconozcan a las niñas y niños como sujetos de derecho, que se fomente el desarrollo infantil integral y las condiciones dignas de los cuidadores y que se apoye a las familias.
Esto requiere de un sistema de gobernanza robusto, con estándares de calidad que regulen tanto al sector público como al privado, así como personal capacitado, motivado y bien remunerado. Los programas deben adaptarse a la realidad de cada país, abordando la diversidad de necesidades y promoviendo el cuidado familiar y comunitario.
3. Medición del desarrollo infantil
Para mejorar las políticas y programas, se destacó la importancia de consolidar sistemas de medición consistentes y comparables a nivel regional, tanto a través de estudios poblacionales como de sistemas de seguimiento individual. La disponibilidad de datos permite captar la diversidad y promover la equidad, mientras que la capacitación en el uso de la evidencia favorece una cultura de toma de decisiones informadas.
4. Colaboración y alianzas
La implementación efectiva de políticas para la primera infancia demanda estructuras que articulen la participación de la sociedad civil. Estas estructuras deben estar respaldadas por marcos normativos sólidos que aseguren una gobernanza representativa y efectiva en todos los niveles.
La transparencia en la información y la rendición de cuentas son esenciales para monitorear los compromisos adquiridos y fomentar la participación ciudadana, garantizando políticas inclusivas que respondan a las realidades específicas de cada país.
Un nuevo compromiso por la inclusión y la equidad
En esta nueva edición, además de ratificar estos cuatro acuerdos, se acordó incorporar un quinto compromiso: “Inclusión y equidad”.
Este establece la urgencia de la acción para que todas las niñas y los niños, sin distinción, puedan crecer y desarrollarse de manera integral. De este modo, se busca promover garantías para la niñez en movimiento y refugiada; políticas y programas para pueblos y nacionalidades indígenas, afrodescendientes y otros grupos étnicos; así como la atención al desarrollo de las niñas y los niños con discapacidad.
Para esto, es necesario que la planificación legislativa, las políticas y las prestaciones públicas implementen un enfoque que atienda las necesidades, desigualdades y vulnerabilidades de los diversos grupos. Esto implica reconocer y valorar las características, intereses, expectativas y capacidades únicas de cada niña y niño, asegurando que se respondan a su diversidad de la mejor manera.
A medida que avanzamos hacia un futuro en el que cada niña y niño tengan la oportunidad de desarrollarse plenamente, es esencial que estos compromisos se traduzcan en acciones concretas y sostenibles. La inversión en la primera infancia no solo beneficia a la niñez de hoy, sino que sienta las bases para sociedades más justas y equitativas en el futuro. Es momento de redoblar esfuerzos y seguir trabajando juntos para lograr que ninguna niña o niño quede atrás. ¿Sumarías algún otro acuerdo por la niñez en la región?
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