Antes del COVID-19 en América Latina y el Caribe, la niñez era el grupo de la población con mayor prevalencia de la pobreza. Sabemos que esta situación tiene efectos negativos durante toda la vida y que abordar tempranamente los factores de riesgo sobre el desarrollo infantil es clave. Por ejemplo, evidencia reciente muestra cómo asegurar ingresos a las familias puede impactar en el desarrollo cerebral de un niño o niña.
Son varias las intervenciones que tienen impacto directo sobre el desarrollo infantil, muchas de las cuales se vieron fuertemente golpeadas por la crisis sanitaria generada por el COVID-19, tal como lo mostró tempranamente el proyecto ISLAC (“COVID-19 en América Latina y el Caribe: Impacto de los Servicios de Salud de la Mujer, la Niñez y la Adolescencia”), desarrollado desde abril de 2020.
Este proyecto se dio en el marco de una alianza entre el Programa de Salud Pública de la Universidad de Santiago de Chile (USACH) y el Grupo Colaborador para la Equidad en Salud en América Latina de la Universidad de Tulane, y contó con el apoyo de la Fundación Bernard van Leer y del movimiento Every Woman Every Child de las Naciones Unidas. Esta iniciativa fue una respuesta a la alerta generada por la despriorización de la prestación de servicios de salud materna, infantil y adolescente, ya que estos grupos de población tienen un menor riesgo de morir a causa del COVID-19.
Este estudio vino a comprobar la caída en cobertura y calidad de servicios de salud que son críticos para la atención de niños y niñas, como el control universal de salud y la medición del desarrollo infantil. El hallazgo es consistente con otros estudios como el realizado por el BID sobre el impacto potencial de la pandemia en el desarrollo físico, mental y emocional de la niñez, o el de la CEPAL sobre impactos de la pandemia en la salud y el bienestar infantil.
Catálogo de iniciativas creativas para continuar lo servicios esenciales para la niñez
De las experiencias aprendidas en esta crisis, conviene destacar dos. La primera, que es fundamental contar con información sobre los impactos diferenciados que las crisis sociosanitarias generan sobre los niños y sus familias y, desde ahí, diseñar respuestas oportunas y efectivas que protejan su bienestar. La segunda, que es clave desarrollar estrategias que integren esfuerzos ya existentes, que reconozcan las capacidades e innovaciones que nacen en espacios locales o comunitarios porque son capaces de abordar problemáticas que no siempre la gran política sociosanitaria es capaz de intervenir.
En esta línea, el proyecto ISLAC reconoció quince iniciativas de once países, que destacaron por su creatividad, impacto potencial y perspectivas de sostenibilidad, y que fueron implementadas por diversas entidades.
La mayoría de estas iniciativas fueron ejecutadas a pequeña escala, y surgieron como respuesta a nuevos problemas generados por la pandemia o a antiguos problemas agravados por ella. El desafío era el mismo: mantener la continuidad de servicios esenciales para el desarrollo. El abanico es amplio: desde la entrega directa de bienes y servicios a niños, niñas y adolescentes en condiciones de desplazamiento forzado, separación o abandono de padres y/o madres o en riesgo de migrar por COVID-19. O la provisión de apoyo psicojurídico de carácter virtual a mujeres víctimas de violencia.
Comunicación social y comunitaria
Tanto los servicios proporcionados como los medios utilizados se convirtieron en un importante factor de comunicación social y comunitaria. Podemos citar un abanico de opciones, desde el uso de programas de radio para el fortalecimiento de comités comunitarios de protección, hasta intervenciones que incluyen llamadas telefónicas, mensajería y grupos de chat.
Dado que se habla de servicios esenciales, la estimulación y el juego no podían faltar en este catálogo de buenas prácticas. Entre las iniciativas encontramos narraciones telefónicas de cuentos; plataformas en línea, generación de material electrónico de libre acceso para combatir la anemia en gestantes utilizando ingredientes autóctonos; o hasta un paquete de servicios digitales para adolescentes. Y la lista sigue.
Con el fin de divulgar estos aprendizajes, estos proyectos están disponibles en una publicación, con fichas técnicas y videos breves con subtítulos en español, inglés y portugués.
En palabras de la chilena premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral, “el futuro de los niños siempre es hoy”. Sigamos agregando valor a los espacios de creatividad desplegados en las comunidades para generar entornos protectores, incluso en tiempos de crisis.
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