La lactancia materna ha sido a la vez una de las experiencias más transformadoras y desafiantes de mi vida. Desde el momento en que nació mi hijo, Lucas, encontré en la lactancia una manera única de nutrir y conectar con él, pero no siempre fue sencillo –especialmente cuando, por trabajo, me tocó pasar un tiempo lejos de él.
Viajar sin mi bebé fue uno de los momentos más retadores, ya que –por cuestiones logísticas y climáticas– significó enfrentar la imposibilidad de conservar la leche que extraía durante el viaje. Y, aunque en casa Lucas tenía suficiente reserva, descartar esa leche me dejó una mezcla de emociones: frustración, tristeza y la sensación de estar desperdiciando algo valioso.
Semanas después, la situación seguía rondando en mi cabeza. Mi madre me repetía que no tenía sentido “llorar sobre la leche derramada” y en parte tenía razón: había cumplido mi objetivo de mantener la lactancia exclusiva, viajado por trabajo y evitado complicaciones como la mastitis. Pero las preguntas persistían: ¿hubiera sido posible donarla? ¿Qué se necesita para hacerlo? ¿En qué casos se recomienda?
¿Por qué donar leche materna?
La leche materna es mucho más que un alimento: es una fuente insustituible de nutrientes, protección inmunológica y desarrollo para los recién nacidos. Numerosos estudios han demostrado que la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses de vida es una de las intervenciones más eficaces para asegurar la supervivencia y el desarrollo pleno de los bebés.
Sin embargo, no todas las madres que lo desean pueden amamantar a sus recién nacidos. Algunos bebés enfrentan condiciones médicas –como paladar hendido, tono muscular bajo o alguna anomalía cardíaca–, nacimientos prematuros u otras situaciones que impiden la lactancia directa. En estos casos, la leche humana donada se convierte en una alternativa vital. Inclusive, en países como Estados Unidos y Canadá, también se utiliza en contextos como la adopción, siempre priorizando las indicaciones médicas.
¿Qué son y cómo operan los bancos de leche humana?
De acuerdo con la Asociación de Bancos de Leche de Norteamérica (Human Milk Banking Association of North America HMBANA), un banco de leche humana es un centro que recolecta, procesa, selecciona, almacena y distribuye la leche materna donada para bebés que la requieren por indicación médica.
El objetivo principal de estos centros es proporcionar leche humana a recién nacidos hospitalizados que por algún motivo no pueden recibirla directamente de su madre biológica. Actualmente existen alrededor de 700 bancos de leche humana en más de 60 países, con Brasil como referente global. Allí, el primer banco se creó en 1943, y desde entonces se ha consolidado una red pública eficiente y de bajo costo, reconocida por su impacto y sostenibilidad que ha funcionado como referente en la región.
Además de recolectar y distribuir leche, estos bancos apoyan a mujeres que enfrentan dificultades para amamantar y garantizan la calidad de la leche mediante procesos de control, conservación y seguimiento.
¿Cómo es el proceso de donar leche?
“Empezar a donar leche humana requiere cumplir ciertos pasos” – explica la Dra. Mariana Saccone, quien dentro de su práctica como Médico Familiar y Puericultora defiende con gran convicción la lactancia humana. “Primero, es necesario estar amamantando a un bebé menor de un año y presentar estudios recientes que descarten infecciones transmisibles, como VIH o Hepatitis B. También se necesita un lugar adecuado para la recolección y transporte de la leche, lo cual incluye contenedores proporcionados por el banco y seguir estrictas medidas de higiene. Además, es importante la organización familiar y la comunicación con el centro de donación”. La Dra. Saccone colaboró para la redacción de este artículo de blog no solo a partir de su experiencia clínica, sino también a nivel personal – al compartir su experiencia como donadora de leche activa en un Banco de Leche Humana en el Hospital Materno Infantil Ramón Sardá en Buenos Aires.
Según las directrices del Human Milk Banking Association of North America (HMBANA), el proceso para donar leche humana sigue un protocolo riguroso para garantizar la seguridad tanto del donante como del receptor (ver figura):
Pasos para garantizar la seguridad en los bancos de leche humana

Donar leche materna: un acto personal y colectivo
En el contexto actual, reconocer la importancia de la lactancia va más allá del plano individual: implica entenderla también como un acto de conexión, salud y bienestar con impacto social. Promover iniciativas comunitarias y políticas públicas que respalden el derecho a ejercer una lactancia deseada y que faciliten la donación de leche humana es clave para fomentar la salud neonatal.
Desde mi experiencia, la expresión “no se llora sobre la leche derramada” ha cobrado un nuevo sentido: no se trata solo de aceptar lo que ya pasó, sino de aprender, cuestionar y, en lo posible, actuar para que futuras oportunidades no se desperdicien. Porque a veces, incluso unas pocas onzas de leche pueden hacer toda la diferencia.
Este artículo está escrito en primera persona y refleja la experiencia personal de su autora. Su contenido no representa necesariamente la posición ni la opinión del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
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