La atención a la primera infancia suele estar fragmentada entre distintos sectores: el área de salud se enfoca en la atención perinatal, los controles de crecimiento o la vacunación; la educación inicial recae en los ministerios de Desarrollo Social o de Familia, y al ingresar al preescolar, la responsabilidad pasa al sistema educativo. Esta fragmentación también se refleja en la forma en que se recopila la información sobre la situación de los niños: salud, nutrición y educación suelen medirse por separado. Pero, desde hace unos años, Ecuador es una excepción.
En esta entrada de blog, te contamos cómo este país se ha convertido en un referente regional al avanzar en la medición integral y periódica del desarrollo de la primera infancia. Además, te acercamos algunos indicadores clave para comprender mejor la situación de la niñez en Ecuador.
Una encuesta para medir el desarrollo en la primera infancia
Contar con datos sólidos, actualizados y representativos a nivel nacional permite evaluar los factores de riesgo a los que los niños y niñas están expuestos, identificar factores protectores, detectar avances y retrocesos, e incluso prever quiénes podrían no alcanzar su máximo potencial. En pocas palabras, lo que no se mide no se puede mejorar, por lo que disponer de información de calidad es imprescindible para diseñar políticas públicas efectivas.
Ecuador ha dado un paso más allá en la medición de la primera infancia: en los últimos años, el país ha incluido el desarrollo infantil temprano y las oportunidades de juego y aprendizaje dentro de sus encuestas nacionales, además de los tradicionales indicadores de salud o nutrición infantil.
Este esfuerzo comenzó en 2018, cuando se incorporó por primera vez un módulo de desarrollo infantil temprano en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2018-19), que recoge información sobre las condiciones de salud y nutrición de la población.
Pero la historia no terminó allí. Más recientemente, la Encuesta Nacional sobre Desnutrición Infantil (ENDI), enfocada en la población menor de cinco años, incluyó una versión corta de aquel módulo de desarrollo infantil. Ya se han recogido dos rondas, en 2023 y 2024, y una tercera está actualmente en curso.
¿Qué información se mide sobre la primera infancia?
Con la ENSANUT 2018-19 y las dos primeras rondas de la ENDI, hoy es posible conocer:
- Las condiciones de salud y nutrición, como la prevalencia de desnutrición crónica, anemia o las coberturas de vacunación y atención en salud.
- El contexto socioeconómico de los niños y sus hogares y la asistencia a servicios para la primera infancia.
- Las oportunidades de aprendizaje en el hogar, incluyendo la disponibilidad de libros infantiles en el hogar, la variedad de materiales de juego, y la cantidad y variedad de interacciones con adultos.
- Las estrategias de reorientación de la conducta que emplean los cuidadores, y si estas implican castigo físico o psicológico,
- El desarrollo del lenguaje, como una aproximación al desarrollo global de los niños.
La medición del desarrollo del lenguaje es especialmente innovadora: se emplearon los inventarios cortos de habilidades comunicativas de MacArthur-Bates y el Test de Vocabulario en Imágenes Peabody (TVIP).
¿Por qué estos instrumentos? Ambos han sido validados internacionalmente como predictores del desempeño académico futuro, ya que permiten anticipar el rendimiento escolar y el coeficiente intelectual en la escuela primaria. Todos esos instrumentos se adaptaron al contexto ecuatoriano, se pilotearon cuidadosamente y se aplicaron después de una capacitación exhaustiva a los encuestadores antes de cada ronda.
¿Y qué nos dicen los datos sobre la primera infancia en Ecuador?
Los resultados, que fueron presentados en este evento y que pueden explorarse con más detalle en el informe Primera infancia en Ecuador: avances, brechas y oportunidades, ofrecen un panorama revelador:
- Aproximadamente 1 de cada 6 niños presenta desnutrición crónica.
- 6 de cada 10 niños no tienen libros infantiles en casa.
- 4 de cada 10 juegan regularmente con sus cuidadores.
- Solo 1 de cada 3 está libre de violencia física o psicológica.
- A los 5 años, los niños más vulnerables ya acumulan un rezago en desarrollo del lenguaje equivalente a 16 meses, reflejo de desigualdades estructurales que se forman desde edades tempranas.
La experiencia de Ecuador demuestra que es posible medir el desarrollo infantil temprano de forma integral a nivel poblacional. Contar con información confiable y representativa no solo permite visibilizar las brechas existentes, sino también orientar la formulación de políticas públicas basadas en evidencia, enfocadas en garantizar que todos los niños y niñas tengan las mismas oportunidades para alcanzar su máximo potencial.
Descarga la publicación y conoce más sobre los indicadores, metodologías y hallazgos clave sobre la evolución de la situación de la primera infancia en Ecuador en los últimos años: https://publications.iadb.org/es/primera-infancia-en-ecuador-avances-brechas-y-oportunidades


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