Los primeros 1.000 días de vida de un niño o niña, que abarcan desde la gestación hasta los dos años, son cruciales para su desarrollo. Extensa evidencia científica respalda la idea de que las experiencias durante este período tienen un impacto profundo y duradero en la salud, el aprendizaje, el crecimiento y el bienestar a lo largo de la vida. Sin embargo, en la última década, la atención se ha centrado principalmente en estos primeros 1.000 días, dejando en relativa sombra un periodo igualmente crítico: los “siguientes 1.000 días”, que van transcurren desde los dos hasta los cinco años en la vida de los niños.
Este período también es clave para el desarrollo infantil y requiere una atención similar. Por eso, investigadores de todo el mundo –incluyendo especialistas del Banco Interamericano de Desarrollo– lideraron una serie de artículos publicados en la revista The Lancet en los que se analiza este periodo crucial y sus implicaciones: The next 1000 days: building on early investments for the health and development of young children y The cost of not investing in the next 1000 days: implications for policy and practice. Estas ideas también fueron expuestas en un webinar, donde expertos discutieron su impacto y relevancia para las políticas públicas.
Los siguientes 1.000 días: una oportunidad para maximizar el potencial infantil
Estos artículos destacan la importancia de dar continuidad a las inversiones realizadas en los primeros 1.000 días, subrayando la oportunidad que ofrece este período para que los niños y las niñas que no recibieron una atención adecuada en sus primeros años puedan ponerse al día, prepararse para la escuela y vivir una infancia saludable.
Los documentos de la serie proporcionan evidencia sobre la efectividad de las intervenciones en cinco áreas fundamentales que impactan el desarrollo en los siguientes 1.000 días: salud, nutrición, crianza receptiva, seguridad y protección y aprendizaje temprano.
Los análisis revelan que millones de niños y niñas de 2 a 5 años en países de ingresos bajos y medios no reciben el cuidado que necesitan. Menos de uno de cada tres accede a una adecuada estimulación del desarrollo o está protegido del castigo físico, y solo el 39% accede a programas de cuidado y educación de la primera infancia.
Recomendaciones para la acción en los siguientes 1.000 días
La serie de The Lancet presenta recomendaciones que abarcan diversos sectores como salud, educación y protección social. Estas recomendaciones enfatizan la necesidad de:
- Colaboración intersectorial: Es fundamental que los sectores trabajen juntos en lugar de aisladamente. Es crucial una estrategia coordinada entre salud, nutrición, educación y protección social para abordar las complejidades del desarrollo infantil.
- Programas integrales y de alta calidad: Los programas deben centrarse no solo en mitigar riesgos, como la prevención de la violencia, sino también en fortalecer factores protectores, como el bienestar y salud mental de los padres y otros cuidadores principales.
- Inversión estratégica: Existe evidencia creciente de que múltiples intervenciones dirigidas a los niños entre los 2 y 5 años generan beneficios a corto y largo plazo. Estas intervenciones incluyen programas de cuidado y educación de la primera infancia, programas de trabajo con las familias, transferencias de efectivo y programas de nutrición.
- Expansión de la cobertura y mejora de la calidad: La educación y el cuidado infantil desempeñan un papel clave en este período. Garantizar al menos un año de estos programas de manera universal en países de ingresos bajos y medios costaría menos del 0,15% del PIB, con un retorno potencial de 8 a 19 veces su inversión.
- Priorizar la equidad y la inclusión: Las políticas deben priorizar a los niños más vulnerables, asegurando que tengan acceso a programas de alta calidad.
Los “siguientes 1.000 días” son un período crucial para el desarrollo infantil y para establecer unos cimientos sólidos para toda la vida. Las inversiones en programas de alta calidad que aborden la salud, la nutrición, la crianza, la seguridad y protección y oportunidades de aprendizaje temprano no solo generan beneficios a corto plazo, sino que producen un importante retorno de la inversión a largo plazo. Es hora de una acción global coordinada para cerrar la brecha de acceso a estos programas y asegurar que todos los niños y niñas, especialmente los más vulnerables, tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial de desarrollo.
Si quieres saber más sobre el tema, puedes ver el video del evento en el que presentamos la serie o descargar aquí las publicaciones.
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