El niño sentado con sus padres en la mesa de un restaurant comenzó a aburrirse. Inició la manifestación que todo niño de 2 años tiene bien practicada: tirar los cubiertos de la mesa, bajarse de la silla y querer acostarse en el piso. El padre miró a la madre, ella aprobó con la mirada y el padre entregó al niño su Smartphone. El niño sonrió feliz y segundos después, silencio absoluto.
Seguro todos han presenciado una escena similar a esta. Lo que todos nos preguntamos es ¿soy realmente mala madre o mal padre si utilizo este hipnotizador del nuevo milenio?
Existe mucho escepticismo en el uso de nuevas tecnologías, por ejemplo, en la educación. Todos los expertos están de acuerdo en que son mucho más efectivas las interacciones cara a cara para el desarrollo de los niños tanto en las habilidades duras como en las blandas. Los experimentos han demostrado que un niño de 2 años de edad que ve un video de su madre explicándole cómo encontrar un objeto oculto, tendrá mayor dificultad siguiendo sus instrucciones que si la mamá está en la habitación con él. Hay estudios que determinan que los niños menores de 2 años y medio en realidad no entienden muy bien las pantallas en formato bidimensional. A su vez, la posición de la Academia Americana de Pediatría es bastante firme en contra de la TV para los menores de 2 años.
En esta misma línea de investigación, un estudio realizado por Patricia K. Kuhl experimentó cómo los bebés adquieren el lenguaje. El experimento consistió en exponer a los niños de 6 y 12 meses de edad, a una lengua extranjera. En el primer experimento, bebés estadounidenses fueron expuestos en 12 sesiones de laboratorio a personas que les hablaban en chino mandarín, situación similar a tener parientes orientales de visita durante unas semanas. En un segundo experimento, los niños fueron expuestos a los mismos hablantes de lengua extranjera y materiales a través de audiovisuales y grabaciones de sólo audio. Los resultados demostraron que la exposición al idioma mandarín sí tuvo efecto en los bebés que interactuaron en forma personal pero al utilizar grabaciones y videos no se registró efecto alguno. Esto sugiere que el proceso de aprendizaje requiere interacción social.
Investigaciones como estas nos llevan a pensar que las tecnologías no ayudan en los procesos de desarrollo de un niño, sin embargo, el año pasado el British Medical Journal publicó una interesante investigación donde reveló que los niños de entre 5 y 7 años que jugaron con videojuegos, adecuados para su edad a lo largo de su vida, no mostraron ningún cambio de comportamiento negativo. Por otro lado, se encontró que los niños de la misma edad que veían más de 3 horas de televisión o videos al día tenían una mayor probabilidad de tener problemas de conducta. Estos resultados se obtuvieron a partir de un estudio de largo plazo, Millennium Cohort Study, desarrollado por un grupo de investigadores ingleses que ha estado siguiendo a 19.000 niños nacidos entre el 2000 y 2001.
Aunque existe suficiente investigación sobre el bajo efecto de la televisión para el desarrollo cognitivo de los niños, los videos y otras herramientas de comunicación unidireccionales, aún no hay pruebas suficientes de los beneficios de las tecnologías bidireccionales o interactivas. Es decir, pocos estudios han examinado la televisión y los juegos electrónicos por separado para ver si tienen efectos similares. Cada tecnología permite diferentes interacciones con los usuarios y por tanto las evaluaciones tienen que realizarse para las diferentes opciones.
Con todos los datos anteriores podemos volver a nuestra pregunta inicial. El Smartphone es tan “smart” que sirve como un medio de comunicación interactivo y a su vez pasivo. Entonces, si tu hijo o hija mira más de 3 horas diarias en el youtube de tu teléfono el mismo video de Frozen, sólo va a desarrollar rabia en ti por hacerte escuchar la misma canción una y otra vez. Ahora, si el aparato en cuestión es utilizado como un medio de comunicación interactivo, y el/la menor juega con las aplicaciones apropiadas para su edad, no hay ninguna evidencia de que esto se vuelva un problema. Claro, que como nos indica la racionalidad, todo en su justa medida, y a su vez, entendiendo que ninguna tecnología puede suplir la interacción humana.
Todavía no hay suficiente investigación sobre el efecto de las tecnologías interactivas utilizadas para el aprendizaje y el desarrollo de los niños menores de 3 años. Si eres investigador, comparte este artículo, quizás alguno de tus colegas se anime, investigue y comparta con nosotros los resultados.
Serrana Mujica es responsable de comunicación de la División de Protección Social y Salud del BID.
Luz Caballero dice
En mi opinión, todo lo que sea aprendizaje venga de la manera que sea es bueno. Siembre agradeceré a mi padre que nos compró una computadora cuando yo tenía 7 años. Yo y mis hermanos jugamos muchísimo a videojuegos y a programar, y desde luego que me ayudó a abrazar la era de la información en la que ahora nos vemos inmersos, sin ningún miedo, y sin limitar mi aprendizaje por otros medios.
Mis hijas han nacido en un momento en que las videoconferencias son normales con los abuelos o con sus padres cuando están de misión. Las posibilidades de aprendizaje que los videojuegos y las aplicaciones de tabletas tienen son infinitas (lenguajes, escritura, matemáticas, dibujo, habilidades,…) y me parece importantísimo que los niños lo manejen bien, esta es su era. El utilizar tecnología adecuadamente, no merma para nada la práctica de deportes, los juegos en el suelo, los bailes, los diálogos en familia, los juegos con juguetes, etc al menos en mi caso.
La vida misma, nos lleva a encuentros sociales (como el del restaurante) muy habituales, en los que los padres no pueden prestar la misma atención a los niños y salvo que lleves preparado un paquete con libros, pinturas y juguetes, lo más fácil es pasar el smartphone al niño/a para que se calme en momentos difíciles. Dudo que en un restaurante se esté más de 2 horas, no le veo mayor peligro.
El riesgo que los videojuegos, tabletas y TV tienen es el abuso. Es muy cómodo y fácil dejar al niño/a frente al televisor toda la tarde en vez de sacarlo al parque o enseñarlo a entretenerse solo, sobretodo si se vive en pequeños apartamentos alejados de la naturaleza o es complicado moverse dentro y fuera.
Si bien, determinar un número de horas límite diario frente al TV, o jugando con videojuegos me parece ridículo, -pues habrá días que se verá más, otros menos, muchos nada- me parece imperativo el control total de los padres al principio (balance de tiempo total y de contenidos). Además, creo capaces a los niños de aprender a utilizar con moderación estos “juguetes” si les enseñamos correctamente. No veo la necesidad de realizar grandes investigaciones al respecto.
Gracias por el post!
Jose Luis Contreras dice
En mi experiencia, el uso de tecnologías a temprana edad, abre la mente, mejora el desarrollo y hace a los niños agentes de su aprendizaje….claro que en su justa medida,además deben correr saltar y hacer deportes.
Dr Max Ramirez dice
Una cosa es un caso, otra cosa son varios casos, o sea la evidencia científica se maneja con estudios con variables controladas, y los resultados además deben ser estadísticamente validos. La experiencia individual no es lo mismo que la experiencia grupal.
sol dice
El niño debe jugar, crear, correr .
No debe estar sentado, sedentario y con todo ya digerido.