Por Isabel Nieves
Lo que iba a decidirse en las urnas el 6 de noviembre pasado era si se ofrecía educación preescolar a los niños desfavorecidos de San Antonio de Texas o si se reparaban las vías de la ciudad. Julián Castro, alcalde de San Antonio e hijo de una madre soltera de origen mexicano, se jugó el resto de su período en la alcaldía y probablemente su futuro político por una propuesta para aumentar el impuesto a las ventas en un octavo de centavo y así financiar la educación preescolar de 4.000 pequeños por año.
La medida fue aprobada con un amplio margen, lo que llevó al alcalde a afirmar que la ciudad estaba garantizando para sí no solo los siguientes dos años, sino los próximos veinte. Tal aseveración está cimentada en la evidencia existente sobre los efectos de la educación infantil temprana en la retención y el rendimiento escolar, parte de la cual se obtuvo por encargo directo de San Antonio, como se reportó en una publicación anterior en este blog. La evidencia recopilada fue tan elocuente que convenció a ex alcaldes, a líderes de negocios, a siete cámaras de comercio de la ciudad y, por supuesto, a los votantes. Al invertir en la educación preescolar la ciudad ahorrará millones de dólares en educación correctiva y en servicios sociales destinados a reducir la deserción escolar y a atender a aquellos adolescentes que se involucran en comportamientos peligrosos y que tienen enfrentamientos con la ley.
Durante la campaña los expertos también se dirigieron a los ciudadanos para recordarles que para obtener buenos resultados no es suficiente ofrecer educación preescolar. No se trata solamente de brindar cuidados asistenciales y servicios públicos de guardería, advirtieron los estudiosos. Se trata de procurar para estos niños experiencias de gran calidad y capacitación preparatoria para la escuela (incluyendo alfabetización y destrezas matemáticas) en un ambiente seguro y estimulante. También es importante proporcionar este servicio a tiempo completo, particularmente en el caso de los niños preescolares de mayor edad. Así se cumpliría con el doble objetivo de dar educación y servicios de guardería de gran calidad a los niños de madres trabajadoras.
Con el nuevo impuesto a las ventas se recaudarán más de $30 millones al año para San Antonio, dinero que se destinará a la educación infantil temprana a partir de 2013 y durante los próximos ocho años. Se diseñará un currículo académico basado en la evidencia y el programa estará principalmente dirigido a los niños desfavorecidos según criterios económicos. No obstante, se tomarán medidas para asegurar que haya cierta diversidad. Tanto la prensa como la oposición, la nación, los vecinos del sur y la comunidad académica seguirán de cerca esta iniciativa, la misma que será evaluada a solicitud del gobierno del alcalde Castro. En 2020 los votantes acudirán de nuevo a las urnas y decidirán ―ojalá de acuerdo a la evidencia― si el programa de educación infantil de San Antonio habrá de continuar. Sigan en sintonía, moradores de San Antonio, Texas.
Isabel Nieves trabajó como Especialista Senior del Desarrollo Social en la División de la Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo hasta Septiembre 2012.
Leave a Reply