
En Argentina, la municipalidad de la ciudad de Mendoza ganó el desafío 2022 “Ciudades para todos” del Laboratorio de Ciudades del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). ¿Algunas de las claves de su éxito? Aplicando la economía circular en la construcción, este proyecto redujo el 30% de los costos, y la cantidad de agua empleada, reutilizó 864 kg de plástico y logró que la construcción fuera tres veces más rápida que al construir con un sistema tradicional.
El proyecto “Experimentando con economía circular para la producción social del hábitat” tuvo como objetivo co-diseñar un sistema de cerramiento tecnológico integral con materiales provenientes de residuos plásticos, y crear un prototipo para responder a las necesidades del barrio, promoviendo la participación y capacitación de los vecinos, así como su posterior co-gestión y compromiso con el espacio construido.
El proyecto tuvo lugar en Sierras Altas de La Favorita, un barrio de la ciudad con múltiples problemáticas como la vulnerabilidad social, la existencia de microbasurales y la presencia de viviendas precarias, condiciones que vulneran el derecho a un hábitat digno y saludable.
Este proyecto buscó impactar en las dimensiones social, económica y ambiental, todo de manera interrelacionada.
Participación activa de la comunidad en una solución de vivienda sostenible
La intervención fue liderada por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Urbano de la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza, en colaboración con el Laboratorio de Ciudades del BID. El diseño y testeo del prototipo se trabajó en conjunto con la empresa constructora 3C, que brindó capacitaciones para que la comunidad pudiera incorporar esta técnica constructiva sostenible basada en la reutilización de residuos plásticos. Todas las etapas incluyeron instancias participativas que promovieron el diálogo y la acción conjunta con diversos actores, destacando la centralidad de los vecinos del barrio. Se reconocieron y valoraron sus saberes previos en construcción, buscando fortalecerlos y complementarlos con nuevas técnicas sostenibles.
El proceso culminó en la construcción de un nuevo espacio municipal de 30 metros cuadrados, ubicado en el espacio recreativo Sierras Altas. El nombre del módulo “Espacio municipal construyendo sueños sustentables” fue elegido mediante la votación de las personas involucradas, quienes desempeñarán un rol clave en la dinamización y el aprovechamiento del espacio.
Beneficios de aplicar la economía circular en la construcción de viviendas

El proyecto tiene numerosos beneficios. Por ejemplo, mediante la construcción de este espacio se eliminaron 864 kg de plástico, evitando que su disposición final sea en el relleno sanitario. Además, se evitó la emisión de 1,5 tn de CO2 al ambiente, lo que equivale a la cantidad de CO2 absorbido por 117 árboles en el transcurso de un mes.
En el plano social, el sistema constructivo es liviano y sencillo de utilizar, lo que lo hace inclusivo para distintos tipos de usuarios. En términos económicos, se redujo del 30% el costo de construcción respecto a una construcción tradicional, disminuyendo también la cantidad de agua empleada. Además, el proceso resultó 3 veces más rápido de construir que el sistema tradicional.
El proyecto sirvió para realizar una serie de ensayos técnicos de este sistema de construcción, y gracias a esto la Ciudad de Mendoza aprobó el sistema 3C como sistema de cerramiento apto para toda la ciudad. Esto permite implementar el mismo sistema en cualquier obra dentro del municipio, logrando así condiciones óptimas para la replicabilidad en otros contextos e impulsando la escalabilidad del modelo. Asimismo, este antecedente fomenta el diseño de estrategias de construcción sostenible, mediante el uso de materiales que contemplen la economía circular.
El espacio municipal construido es un recordatorio concreto del potencial de la economía circular como una solución innovadora para la construcción de viviendas a bajo costo y de forma sostenible. Su implementación genera nuevas fuentes de trabajo, la reutilización del plástico, se disminuye el uso de agua y se utilizan energías renovables.
Esta experiencia demuestra que es posible construir de manera más sostenible y accesible, y que modelos como este pueden replicarse a mayor escala mediante políticas habitacionales municipales o, incluso, de manera autogestionada por parte de los vecinos. En definitiva, esta intervención ha tenido como objetivo aportar a la producción social del hábitat, donde la vivienda digna y el cuidado del medio ambiente van de la mano.
Te invitamos a ver este video que resume el proyecto:
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