La crisis del coronavirus trae un complejo desafío para las ciudades. Por un lado, controlar la expansión del contagio de la pandemia manteniéndolo en niveles razonables y compatibles con las capacidades de los sistemas de salud y por el otro poder lograr que los efectos económicos producto de la caída del nivel de actividad puedan ser amortiguados. La manera en que se responda a esto definirá la magnitud del próximo desafío —la recuperación de las ciudades.
Los datos de la caída del nivel de actividad económica para América Latina según proyecciones de nuestro propio Banco muestran valores de entre 2 y 5% para el 2020 y una incipiente recuperación recién para el segundo semestre del 2021. Estas cifras sitúan la reducción de la movilidad humana como la variable clave que plantea la disyuntiva entre salvar más vidas o mantener el principal medio de vida de las personas, su trabajo. El nivel de aislamiento con el que se administran las ciudades pareciera ser una válvula móvil, que cerrándose reduce la movilidad y con esto la velocidad de los contagios generando un congelamiento de la economía y que abriéndose aumenta la movilidad, acelerando la propagación de la pandemia, pero permitiendo que las personas mantengan sus medios de vida.
La ecuación se debate entonces entre regular el aislamiento en las ciudades balanceando en ellas la necesidad de mantener bajos niveles de contacto directo entre personas y la cantidad de movilidad e interacción humana que las ciudades necesitan para funcionar y ser económicamente productivas. Se argumenta entre otras cosas que la gran cantidad de personas empleadas en industrias de servicios, gastronomía, hotelería, del bienestar y servicios profesionales, han visto caídas importantes en sus niveles de ingresos lo que no resultaría sostenible a mediano plazo porque hay en América Latina una clase media que, sin esos niveles de ingreso, crearía un nuevo ejército de gente pobre.
La OIT ha señalado que las consecuencias de la crisis en la producción económica es evaluable a nivel sectorial a partir de datos económicos y financieros en tiempo real. Esta evaluación presenta limitaciones para el desglose debido a los datos mundiales disponibles. En esta evaluación se muestra que sectores clave de la economía sufren una fuerte caída de la producción, entre ellos, los servicios de alojamiento y de servicio de comidas, las industrias manufactureras, el comercio al por mayor y al por menor y las actividades inmobiliarias y actividades administrativas y comerciales. En estos sectores se emplea a 1,250 millones de trabajadores globalmente, casi el 38 por ciento de la fuerza de trabajo mundial. Estos trabajadores se enfrentan a una reducción drástica y arrolladora de las horas de trabajo, a recortes salariales y a despidos masivos. Además, la mayoría de los estudios señalan que los impactos económicos de la crisis están recayendo de manera desproporcionada en los trabajadores jóvenes, las familias de bajos ingresos y las mujeres.
Se estima que en el Reino Unido los empleados menores de 25 años, en particular, tienen aproximadamente dos veces y media más probabilidades de trabajar en un sector que ahora está cerrado que otros empleados. Incluso se argumenta que los efectos adversos para la salud de una recesión económica pueden ser mayores que el aumento de la morbilidad y la mortalidad dentro de la propia pandemia. Así también, el grado de informalidad en el trabajo en América Latina es otro factor que juega en contra en términos de seguros de desempleo.
De acuerdo con un informe de la Organización Internacional del Trabajo, casi un 70% de la población ocupada en los países emergentes y en desarrollo están empleadas informalmente, mientras que menos de una quinta parte de la población ocupada en países desarrollados se emplea informalmente. Para los países de América Latina relevados en dicho estudio, la tasa de informalidad alcanzaba el 58.3%.
Por una parte, si nos centramos en las acciones para salvar vidas, vemos que los países han aplicado una serie de intervenciones contra COVID-19 para reducir la morbilidad y la mortalidad, con el fin principal de evitar que la capacidad sanitaria se vea afectada por una alta demanda de pacientes. Las medidas que se implementaron han variado entre más drásticas o más graduales.
El caso de medidas drásticas puede ser el de la ciudad de Wuhan en China que con un cierre total de la ciudad permitió reducir sustancialmente la transmisión de COVID-19 en todo el país. El número diario de casos locales de COVID-19 se ha reducido a casi cero en áreas fuera de Hubei desde finales de febrero. En otros lugares, las salidas graduales de aislamiento físico o aislamiento administrado (“cuarentena”, “confinamiento”, “encierro”) que requieren que todas las personas, independientemente de los síntomas de COVID-19 o la exposición, se aíslen en el hogar, excepto el trabajo esencial, los viajes esenciales y la compra de alimentos y otros bienes también esenciales.
Esto ha sido aplicado por algunos países de Europa y en algunos estados de USA. Varios países de América Latina, pudieron aprender de estas experiencias y reaccionaron mientras los números de casos aún son relativamente bajos, con el objetivo de aplanar la curva y reducir la velocidad de transmisión—este es el caso de países como Colombia, Perú, Argentina y Chile. En este tipo de medidas vemos como existen variables culturales que determinan su éxito, vinculadas a la manera en que la gente vive la ciudad en medio de la restricción y la morfología de las ciudades en las que estas se aplican. En ciudades de alta densidad como Buenos Aires donde un 70% de sus vecinos viven en apartamentos, Santiago o Sao Paulo, por ejemplo, es muy común que una familia promedio viva en ambientes reducidos, lo que dificulta en el día a día poder cumplir con períodos largos de aislamiento.
Sin embargo, no todas las ciudades lograron aprender de las experiencias y tuvieron el mismo nivel de reacción. San Francisco por ejemplo dio la primera orden de aislamiento físico en hogares en los Estados Unidos, el 16 de marzo, antes que el estado de California, mientras que Nueva York no lo hizo hasta el 22 de marzo cosa que tuvo gran incidencia en la velocidad de expansión del virus y la tasa de muertes por habitante. Otros países como Corea del Sur y sus ciudades, como es el caso de Seúl, decidieron por las pruebas masivas y el rastreo de contactos. Este enfoque les ha permitido controlar la propagación del virus sin imponer restricciones generalizadas al movimiento público, al menos hasta ahora.
Por otra parte, si nos concentramos en salvar medios de vida, muchos países han comenzado ya a proveer importantes estímulos fiscales para mitigar los impactos de la caída del nivel de actividad. Estados Unidos por ejemplo aprobó recientemente un paquete de estímulos de US $2 billones. Sin embargo, este tipo de inyecciones de recursos tiene un límite que no alcanzará a mitigar totalmente los efectos de la crisis.
Regular las válvulas escogiendo entre salvar vidas o proteger medios de vida, está siendo un gran interrogante para todos los gobiernos, que se ven hoy enfrentados al desafío de cómo mantener este equilibrio inestable. Cómo, cuánto y cuándo se pueden reabrir las ciudades pareciera ser una gran pregunta para la que existen pocas respuestas definitivas. No existe aún una dirección clara. El hecho de que muchos países todavía están en medio de la crisis sanitaria, con cientos de muertes cada día, o sin poder predecir posibles nuevas olas de contagios, hace aún más complejo este dilema. A medida que se dispara el daño económico y social, se incrementa la presión para levantar las restricciones a las libertades personales que generan las medidas sanitarias. Pero hacerlo demasiado temprano puede conducir a nuevos picos que nuevamente afecten la capacidad de respuesta de los sistemas de salud.
En este contexto complejo, y entendiendo las variables descritas, desde la perspectiva de las ciudades creemos que más que encontrar una respuesta taxativa es necesario diseñar un marco para la toma de decisiones relacionadas a la salida segura, basadas en la evidencia disponible en tiempo real que deberán tener un enfoque territorial y de ciudad. Hoy en día ya hay varios países que ya están pensando en que la salida gradual tendrá, en el marco de los lineamientos y restricciones que establezcan seguramente los gobiernos nacionales, un enfoque basado en lo que sucede en cada ciudad.
No es lo mismo un conglomerado urbano de alta densidad que una ciudad aislada, que una ciudad de frontera, o un área metropolitana. Lo que sí está claro que cada vez más la ciudad tomará un rol de protagonismo, no solo porque varias de las regulaciones vinculadas con la actividad económica se encuentran bajo su jurisdicción, sino porque las decisiones tomadas desde más cerca de las personas tienen a ser más efectivas en términos de compromiso social, adopción, capacidad de controlar su cumplimiento, etc. Producto de estos marcos para la toma de decisiones será el diseño de salidas granulares, no lineales, que tengan en cuenta la escala territorial, diseñadas en alineación con los contextos locales, sensibles a los grupos de riesgo y balanceadas con los sectores económicos.
El resurgimiento del COVID-19 en determinadas ciudades es un riesgo latente e inevitablemente ocurrirá en muchos lugares que deberán pensar en marcos de acción reversibles y medidas ajustables que permitan regular la válvula del aislamiento de manera sabia y astuta. Países como Chile o Uruguay por ejemplo han dado pautas para el inicio de algunas actividades económicas, pero también se ha señalado la necesidad de monitorear para saber que lo que se planifica hoy quizás dentro de un par de días debe revisarse. En Colombia por ejemplo, se está reanudando la industria de la construcción y manufactura pero la ciudad de Bogotá está viendo cómo se reducen los impactos de contagio a través de protocolos de trabajo y de su impacto sobre el transporte de las personas. En Argentina, el gobierno nacional comenzó este fin de semana a plantear algunas pautas de salidas de paseos cortos, pero los gobiernos locales sobre todo en las grandes áreas metropolitanas plantearon algunas dudas sobre la posibilidad real de implementar esas medidas sin que el virus se expanda.
Construyendo un marco para la toma de decisiones en ciudades
La amenaza del COVID-19 para la salud, el bienestar social y la economía se resolverá por completo solo cuando suficientes personas sean inmunes a la enfermedad o se haya desarrollado una vacuna. Hasta entonces, viviremos en ciudades en transición hacia una nueva normalidad que se verá regulada por la alta transmisión de la enfermedad, su corto período de incubación y el bajo porcentaje de personas que se estima que estarían inmunizadas. En esta fase las ciudades deberán aprender a actuar bajo nuevos parámetros y normas sociales. Poder tomar el pulso, organizarse, sistematizar, comunicar, ajustar y actuar será un círculo virtuoso que obligará a ir tomando decisiones a cada momento en contextos de incertidumbre, amenazas cambiantes a la salud y la economía, y serias restricciones fiscales.
- Tomar el pulso de forma efectiva.
En las fases de reapertura será esencial continuar vigilando de cerca la transmisión en tiempo real para garantizar que la prevalencia de la epidemia no exceda la capacidad del sistema de salud. En ese sentido será fundamental fortalecer las capacidades de los sistemas para detectar casos, rastrear contactos, aislarlos y prevenir nuevos casos. La capacidad de realizar pruebas de diagnóstico para COVID-19 con un tiempo de respuesta rápido para la detección temprana de casos y la posibilidad de contar con herramientas digitales para compartir datos en tiempo real pueden ser insumos críticos.
En el caso de Corea del Sur, la impresionante velocidad de reacción ante el COVID19 es en gran parte, el resultado de una epidemia anterior (MERS) que llevó a construir un sistema de vigilancia excepcional. Dicho sistema tiene como instrumento las pruebas, pero va mucho más allá de ellas y de hecho se enfoca en el rastreo agresivo de los casos. El rastreo de casos incluye la búsqueda activa de contactos por medio de la identificación de señales de teléfonos celulares cercanos al caso diagnosticado y la notificación a estos por el mismo medio. La enseñanza fundamental que nos deja Corea del Sur es que el seguimiento cercano de sintomáticos y sus contactos ha sido la clave de contener la epidemia y que el aspecto más importante es la preparación previa del sistema de vigilancia.
Francia comenzará también a partir del 11 de mayo a utilizar una aplicación para seguir monitoreando los contagiados. Uruguay ha creado una aplicación Coronavirus UY que permite también el monitoreo de las personas con síntomas y brinda estadísticas sobre la evolución del virus. Fortalecer los sistemas de información epidemiológicos a escala territorial es crucial y seguramente el punto más débil de muchos de nuestros países.
- Lograr organizarse, generar institucionalidad y protocolos.
La experiencia muestra que, debido a la magnitud del impacto generado por el COVID-19, las administraciones nacionales han liderado la toma de decisión en la fase de emergencia en la mayoría de los países. Por la necesidad de diseñar estrategias territoriales y por su cercanía a los ciudadanos, las ciudades tendrán un rol crucial en las fases transición y recuperación, en coordinación con los demás niveles provincial/estadual y nacional, que tendrán una gran responsabilidad en la ejecución. Esto requerirá fortalecer los mecanismos de coordinación vertical / gobernanza multinivel.
Es necesario que la planificación local se lleve a cabo en coordinación con las acciones propuestas por el nivel nacional de gobierno, y que sea consistente con sus objetivos estratégicos, leyes y políticas. En el contexto de la reapertura, será igualmente importante orientar y asignar recursos con buena coordinación horizontal, multisectorial, en base a planes de salida integrales. De igual manera, la cooperación entre ciudades permitirá identificar buenas prácticas y trabajar de forma conjunta, así como probar la eficacia de algunas medidas y poder replicarlas.
Varias ciudades o países de América Latina han sido capaces en el pasado de crear Comités o Sistemas de respuesta a la emergencia en caso de terremotos, incendios forestales, tsunamis o cambio climático, pero no están hoy tan preparadas para hacer frente a situaciones de pandemia. Así en países como Uruguay existe el SINAE (Sistema Nacional de Respuesta a la Emergencia), creado en el 2009 como una forma de organizar al estado en respuesta a proteger a las personas, los bienes de significación y el medio ambiente de fenómenos adversos que deriven, o puedan derivar en situaciones de emergencia o desastre está hoy asumiendo ese rol coordinador para el COVID.
Los Comités de crisis también permiten reorganizar al equipo de gobierno y asignar tareas y responsabilidades para un mejor abordaje de situaciones adversas. Los Comités podrían enfocarse en tres grandes áreas salud, bienestar social, la reactivación gradual de la economía. También en algunos temas y desde las ciudades la generación de protocolos permitirá ordenar las acciones y establecer líneas de acción que podrán repetirse. En el contexto de crisis sanitaria generada por el COVID-19, la sistematización de las acciones de atención en protocolos permitirá ofrecer respuestas más rápidas y eficientes, principalmente frente a rebrotes de la enfermedad. La generación de protocolos tiene seguramente un enfoque sectorial y será adaptado a cada comunidad.
Funcionamiento de la administración pública, administración de los servicios de salud, transporte y movilidad, educación a distancia, uso de los espacios públicos, vivienda adaptable al trabajo, medidas sanitarias en servicios de hotelería, gastronomía por citar algunos ejemplos tanto para usuarios como para trabajadores se verán afectados y algunos de esos servicios requerirán de protocolos por parte de las ciudades. Dar seguridad y confianza a los usuarios y protocolos limpios y transparentes pueden garantizar una vuelta más rápida a la actividad económica.
- Monitorear si lo que se diseño e implementó funciona.
La toma de decisiones en el contexto de crisis cambiante requiere que las administraciones cuenten con datos que les permitan monitorear la evolución de los contagios y la atención hospitalaria. Estos datos también le permitirán generar herramientas de comunicación confiables que alienten a la población a seguir las indicaciones impuestas o sugeridas a lo largo de las diferentes etapas. Es importante poder (i) producir u obtener datos a nivel local y territorial sistematizados.
Hoy hay herramienta que permiten recopilar datos sanitarios, sociales y económicos relevantes para la gestión del COVID-19 durante la emergencia y en los meses de recuperación a nivel local. Las herramientas de compilación de datos permitirán también informar a técnicos y políticos que deban realizar estimaciones cantidad de casos y muertes. (ii) monitorear la evolución de la situación en función de los protocolos creados. La salida paulatina del aislamiento demandará que se instalen protocolos de salud y comportamiento que ayuden a reducir el riesgo de contagio. La reactivación de la fuerza laboral en las oficinas requerirá, por un lado, que las empresas activen protocolos de distanciamiento físico y control de la población.
Poder cruzar esta información para tomar decisiones acertadas en términos de funcionamiento de la ciudad se vuelve trascendental. (iii) generar las bases para observatorios que podrán convertirse en el área responsable de planificar y compilar los datos estratégicos por áreas y sectores, así como del análisis de la evolución de la epidemia. Desde el sector técnico de estas áreas se podrán hacer análisis y modelos de la evolución del COVID-19 que ayuden a la toma de decisión durante el retorno a la normalidad.
- Ajustar a tiempo las medidas, regular la válvula y actuar con flexibilidad.
Junto con la estrecha vigilancia del número de reproducción efectiva, será necesario ajustar en tiempo real de las medidas de política pública para garantizar que posibles siguientes olas de casos sea manejable desde el punto de vista sanitario. Las acciones para llevar adelante la reactivación de las ciudades en el contexto de crisis generada por el COVID-19 pueden verse afectadas por resultados en el corto plazo, que requerirán un calculo y ajuste permanente. Es posible que estemos planificando algo para el mediano plazo pero que a las 72 horas tengamos que revisarlo. Esto demandará un proceso continuo de implementación y evaluación de resultados que permita modificar las estrategias a medidas que se logran resultados. El contexto global en el que se desarrolla la crisis del COVID-19 permitirá también que el proceso de ajustes se lleve a cabo en base a los resultados obtenidos por otras ciudades y en otras latitudes.
Mientras se vea la necesidad de priorizar lo sanitario, el foco estará puesto en la provisión de servicios de primera necesidad y en la contención de los contagios mediante medidas de aislamiento, la salida demandará procesos escalafonados de reactivación de las actividades. Dichos procesos requerirán criterios compartidos en la toma de decisión de diferentes niveles de gobierno, así como entre jurisdicciones. En paralelo, se deberán definir las actividades que podrán retomar sus funciones en base al tipo y nivel de demanda, así como también en base su capacidad de reorganización laboral para adoptar medidas de teletrabajo o reestructuración de horarios para alivianar la congestión del transporte público y las oficinas.
Otra opción es realizar aislamientos parciales restringidos a zonas geográficas delimitadas, por ejemplo, en donde haya un número de casos elevado, o flexibilizar el aislamiento y la movilidad en aquellos lugares en los que no se registren casos o estén controlados. Las medidas de aislamiento estarán directamente conectadas al chequeo y seguimiento del número de casos, y seguramente se modificarán en función de las necesidades particulares de cada localidad y momento en la evolución de la pandemia.
- Comunicar efectivamente y escuchar a las personas.
Un contexto de salida de la crisis demandará que las acciones implementadas sean comunicadas de manera clara y a través de canales adecuados. El rol de los alcaldes en la comunicación requiere un mensaje ordenado, que aborden la problemática en su totalidad, sin generar alarma o indiferencia. Estas cuestiones serán clave para el éxito de la respuesta de la ciudadanía y permitirá implementar medidas que protejan la salud, el acceso a los alimentos y los medios de vida. También será de vital importancia comprender cómo se gestiona y comparte la información en todos los niveles de gobierno, dentro y entre las agencias, así como al interior y entre los sectores. El uso de redes sociales bien administradas puede resultar un canal de llegada masiva a casi toda la población. Por citar un ejemplo el hashtag #stayathome en ingles o #staysafe suman más de 60 millones en Instagram y 12 millones en español.
En la etapa de apertura, muchas personas pueden estar afectadas por los impactos de la emergencia y necesitar tratamiento o apoyo psicológico y emocional, por lo que los líderes que tengan la responsabilidad de entrar en contacto con la comunidad deben ser particularmente conscientes de las preocupaciones que esa población puede estar experimentando. La información es el primer recurso que permite a la población tomar decisiones informadas para cuidar su salud y prevenir rumores o informaciones incorrectas. Se sugiere desde varios medios la necesidad de segmentar las campañas, en términos de individuos, empresas, centros de educación, viajes por citar algunos ejemplos teniendo en cuenta además consideraciones sobre el idioma. Los sistemas que permiten “leer” de qué se habla pueden ser también un buen insumo para ir ajustando el plan de comunicación.
- Soltar la válvula reactivando gradualmente y por sectores.
Finalmente hay que actuar para saldar la disyuntiva planteada con la mayor celeridad y transparencia posible. Luego de situaciones de crisis, la vuelta a la normalidad de la vida y el comercio implica restablecer la sensación de seguridad en la población. En este contexto, lograr identificar a las personas que sufrieron los mayores impactos, ayuda a garantizar que los ingresos en el corto plazo y las necesidades básicas estén cubiertos, al tiempo que aumenta la resiliencia para la gestión de desastres en el futuro.
Las recomendaciones sobre el actuar y la apertura suelen ser de manera gradual, evaluando en base a evidencia empírica en ciclos de aproximadamente dos semanas. Empezar con la reactivación del comercio e ir ampliándolo a otros sectores a medida que el sistema de salud mantiene su capacidad sin desbordes puede ser una alternativa. El gran tema aquí es sobre todo en los grandes núcleos urbanos los servicios que acompañan la ida al trabajo, principalmente en términos de movilidad. Desestacionalizar la actividad a lo largo del día para distintas actividades de manera tal de no ejercer tanta presión sobre los medios de transporte es algo a evaluar. La Iniciativa de Movilidad Urbana Transformadora dirigida por Alemania ha hecho un resumen de muchos ajustes realizados por las flotas de autobuses municipales de Alemania, Polonia, Suiza y China, así como un catálogo sobre los nuevos esfuerzos en materia de higiene en el transporte público en todo el mundo.
Ulán Bator, la capital de Mongolia, ha reducido el funcionamiento de los autobuses en un 50% para desalentar los viajes, y Shenzhen, en China, ha reducido la ocupación máxima de los autobuses y otros vehículos de transporte público a la mitad de su límite normal para reducir las posibilidades de propagación de la infección. En Lagos, el gobierno está trabajando con la Unión Nacional de Trabajadores del Transporte por Carretera para instruir que los autobuses solo transporten pasajeros sentados para minimizar el contacto y el hacinamiento. Montevideo ha reducido la frecuencia de sus servicios de autobús, pero extendió el tiempo en que una tarjeta de viaje es válida, para permitir que los pasajeros esperen servicios menos concurridos. Por su parte, el gobierno de España presentó un Plan de Desecalada en cuatro fases. En las Islas Canarias, que serán el primer punto de España en iniciar la fase 1 (inicial), se permitirá la apertura parcial de actividades, como pequeños comercios, y de terrazas y bares con limitaciones de ocupación al 30%. Acá nuevamente además del protocolo y la comunicación, la confianza del consumidor en su cumplimiento se vuelve de trascendental importancia. Damos aquí también algunos ejemplos que creemos pueden ser de utilidad pensando en cada sector de la ciudad.
- MERCADOS Y TIENDAS DE ALIMENTOS
En Calcuta y otras ciudades indias, se han marcado círculos o líneas en el mercado en los mercados de alimentos para mostrar a los clientes qué tan separados deben mantenerse al hacer cola para comprar bienes. En Lagos, el gobierno está trabajando con los jefes de mercado para explicar las medidas para facilitar el distanciamiento físico, y las autoridades están recorriendo los mercados para garantizar el cumplimiento.
- HORARIOS FLEXIBLES DE COMERCIO
Los horarios extendidos que ayudan a evitar colas/líneas. Al permitir que los comerciantes permanezcan abiertos, las ciudades también pueden reducir el hacinamiento que ha resultado del cierre en algunos lugares. En Río de Janeiro, se ha permitido que las tiendas de alimentos abran las 24 horas para evitar colas.
- RESTAURANTES Y BARES
El desafío más importante que representan los locales de comida es la imposibilidad de usar una máscara facial mientras se come. Teniendo en cuenta el coronavirus puede transmitirse a través de partículas cuando hablamos y respiramos, comer en lugares cerrados presenta mayores riesgos que otras actividades. La naturaleza social de comer en restaurantes aumenta estos riesgos. A mayor tiempo de permanencia en un área contaminada, mayor probabilidad de inhalar partículas de virus.
Los sistemas de ventilación podrían crear patrones complejos de flujo de aire y propagar el virus, por lo que la medida de espaciar las mesas 2 metros puede que no sea suficiente para proteger a los clientes y trabajadores de los restaurantes. Los autores de un interesante estudio recomiendan que los restaurantes adopten medidas de control de temperatura de los comensales, mayor distanciamiento entre mesas, y mejoras en la ventilación. Estos hallazgos tienen implicancia no solo para los restaurantes, sino también en otro tipo de espacios físicos como oficinas.
- INDUSTRIAS
El Plan de Transición a la Nueva Normalidad, previsto por el gobierno vasco en España incluye un incremento de la actividad industrial y de la construcción que hoy se encuentran disminuidas en un 70%. Se prevé que esta reactivación se realice siguiendo las medidas de seguridad laboral en las empresas y sea pactado con los agentes sociales. Israel optó por la reapertura de industrias, pero con 30% de los empleados. Uruguay por su parte abrió la industria de la construcción pero con un ajustado protocolo de trabajo por turnos.
- ESTABLECIMIENTOS EDUCATIVOS
La mayoría de los países no han reabierto aún sus sistemas educativos y muchos se encuentran dando clases a distancia. El caso de Luxemburgo, retoman las clases, pero dividiendo los cursos en dos grupos, que alternan semana a semana la presencia en el aula con trabajo en los hogares. Las clases se retoman primero en el nivel superior secundario, donde los estudiantes son más maduros, y respetarán las medidas de aislamiento. Se regulan además la circulación en los pasillos de las instituciones educativas y permanecen cerrados los comedores escolares. En Austria también se retoman las clases con la modalidad de alternancia entre dos grupos a partir del 14 de mayo.
En España, donde se prevé iniciar el curso escolar en septiembre, los centros educativas de las zonas que entren en la Fase II (intermedia) de desescalada podrán funcionar para atender algunas excepciones, como por ejemplo garantizar que los niños menores de seis años puedan acudir a los centros en caso de que ambos padres tengan que trabajar presencialmente o celebración de las evaluaciones para el acceso a la universidad (EBAU). En la mayoría de nuestros países la posibilidad de tener educación a distancia se ve fuertemente afectada por varios factores entre los que cabe mencionar la disponibilidad de contenidos, computadora en el hogar para los estudiantes, formación de los docentes y generación de contenidos.
- ACTIVIDADES FÍSICAS Y RECREATIVAS
En relación con el uso de espacios y actividades recreativas, algunos países y ciudades han permitido el ejercicio al aire libre (limitado) durante el confinamiento mientras que otros han sido más restrictivos. En la etapa de reapertura será necesario ajustar la manera en la que las personas se recrean, reducir los espacios y las capacidades. Es importante que, en los espacios público al momento de su reactivación, cuenten con espacios para cumplir medidas de higiene y lavado de manos. También el gobierno de España, habilitó a niños y niñas menores de 14 años a realizar junto a un adulto, paseos diarios únicos, en un radio menor a un kilómetro de distancia del domicilio. En Barcelona esta medida se extiende hasta jóvenes de 18 años. En caso de que la evolución de la pandemia continúe en un sentido positivo, España permitiría la próxima semana la salida para realizar actividad física individual y paseos con personas convivientes.
Esperamos que estas ideas y los casos mencionados nos ayuden a pensar en cómo generar un marco de toma de decisiones efectivo que permita regular adecuadamente la válvula del aislamiento. Es difícil predecir cuánto durará esta transición y cómo finalmente los países de América Latina se verán afectados. El COVID ha reforzado los temas aún pendientes de América Latina en materia de desigualdad y de acceso al hábitat digno. Ojalá esta experiencia puede ayudarnos a prepararnos mejor como ciudades de cara al futuro.
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Imagen Portada: Pico y Cédula 2020 Coronavirus en Colombia_Vizzor Image Getty Images.
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