Por Alfredo Rihm, Especialista en Agua y Saneamiento del BID
La prensa contaba hace poco que dos conocidos empresarios, y ex-amigos, habían protagonizado una pelea, con golpiza incluida, en un elegante restaurante. La causa habría sido una infidelidad de la bella esposa de uno con el otro. Días después, el empresario engañado, contaba su triste historia, y para ejemplificar la moralidad de su rival, contó que este le presumió el haber comprado basurales, a los “que echó tierra” y donde luego construyó casas, haciéndose rápidamente millonario. El empresario engañado, sufría por no haber sabido darse cuenta de lo que era capaz su ex-amigo. ¿Por qué?
La construcción de estructuras sobre rellenos artificiales de mala calidad, trae asociadas patologías que se relacionan con problemas geotécnicos. En nuestras ciudades es posible encontrar áreas que han sido rellenadas con residuos, para recuperar depresiones o para expansión territorial, muchas veces sin registros ni control. Si en éstos terrenos se han construido casas, éstas pueden desarrollar patologías recurrentes debido a la mala capacidad portante de estos terrenos y/o los asentamientos inadmisibles que se generan, generando un impacto patrimonial y humano.
La situación hace cuenta del efecto “oculto” que suele traer el manejo inadecuado de residuos cuando se le vincula con el desarrollo urbano. Si la habilitación de áreas, con base a rellenos, es conducida sin evaluación, planificación ni registros, puede impactar en una disminución de los servicios ambientales (usos posibles o potenciales que hace la sociedad, de las funciones ambientales), y esto es aún peor cuando no se conoce lo enterrando: materiales desconocidos (¿basura?, ¿cuál tipo?); finalmente el no saber sobre qué estoy viviendo. El paisaje puede aguantar mucho (“a los que echó tierra y donde luego construyó casas”).
Las acciones de intervención y rehabilitación urbana, pueden confundirse con planes de fines menos nobles. Los basurales no tienen registros de ingreso, y considerando la fragilidad de la memoria urbana, que a veces nos hace olvidar incluso que había ayer en un lugar pueden producir, a veces, resultados poco felices.
“La desidia de la gente contrastaba con la voracidad del olvido, que poco a poco iba carcomiendo sin piedad los recuerdos”
-Cien Años de Soledad
El enfoque integrador de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles, presenta una notable oportunidad para revelar esta problemática y buscar oportunidades y soluciones. El integrar las piezas del rompecabezas urbano, muestra que todos somos actores, y nuestros actos irremediablemente benefician o perjudican a la ciudad y sus habitantes, y por lo mismo, antes de actuar, se debe evaluar y planificar.
Si el empresario hubiese pensado con detención con quien andaba, se habría alejado de su amigo antes que este le rompiera el corazón, y como consecuencia este blog post nunca se hubiese escrito.
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