Por Marc Pérez Casas*
En todos los países la contienda política del día a día confronta intereses e ideologías distintas. Esto es legítimo y sano, pero muchas veces pareciera que las diferencias son insalvables y la cooperación imposible. En algunos casos esto ocurre entre el sector privado y el gobierno, que actúan con lógicas distintas y orientan su acción a públicos distintos. Sin embargo, el caso de Nicaragua ofrece el claro contraejemplo de una exitosa alianza público-privada, y nos enseña que los problemas de envergadura sólo se resuelven con cooperación.
En el curso del Séptimo Foro Urbano Mundial en Medellín hubo un terremoto de 6.2 grados en Nicaragua, seguido por varias réplicas. En ese momento, 7 ponentes de 5 instituciones explicábamos la importancia de las alianzas público-privadas para la vivienda progresiva. En concreto, expusimos los logros de un programa que está dando resultados. Aunque es piloto—por su reducida escala si se compara con el déficit habitacional del país—se trata de un programa innovador, replicable, y puede ser una opción para resolver la problemática de la vivienda en Nicaragua y en otros países de la región. (ver entrada sobre el programa aquí)
En medio de la difícil situación que está pasando Nicaragua con los terremotos recientes, la fundación PRODEL ha anunciado una línea de crédito preferencial para los afectados de 1.4 millones de dólares, con unas condiciones crediticias fuera de lo usual en el mercado local: una tasa del 8% anual fija por 6 años. Pero, ¿qué hay detrás de tan buena noticia para el sector vivienda?
Sencillamente, es el fruto de un trabajo continuo, constante, coordinado y transparente entre el sector público y privado en el marco del Programa de Vivienda y Mejoramiento Integral del Hábitat.
CEMEX, que ya participa activamente en el marco del Programa a través de su división de responsabilidad social Patrimonio Hoy, apoyará ahora a las familias afectadas con mejoramientos habitacionales con créditos progresivos: un primer de 300 USD en materiales de construcción a un año sin intereses, y otro de 200 USD con las mismas condiciones, al cumplir con el primero. Por otro lado, HOLCIM, otra de las empresas con las que Instituto de la Vivienda Urbana y Rural (INVUR) tiene convenio en el marco de la alianza público-privada, donará 4,000 bolsas de cemento para las viviendas afectadas. Eso se suma al presente acuerdo entre ambas cementeras y el Gobierno en brindar descuentos especiales para los proyectos habitacionales de interés social.
Por otro lado, un banco comercial anunció la organización de una recolecta de fondos entre sus clientes para ayudar a los afectados, y otro anunció un aporte de 10,000 USD en productos lácteos. Aunque este tipo de donaciones siempre ayudan, fue desalentador que este tipo de instituciones no busquen soluciones más innovadoras o efectivas, cuando hay más de 1,000 viviendas colapsadas y más de 3,000 viviendas afectadas.
¿Qué diferencia hay entre esta banca comercial y la Fundación PRODEL? Pues que los segundos llevan más de 2 años trabajando y apoyando al Gobierno, específicamente al INVUR, en una alianza de trabajo con el objetivo de llegar a brindar soluciones habitacionales a las familias de menores ingresos del país.
La noticia de PRODEL es positiva por dos razones. Por un lado, porque gracias a ello podremos brindar una solución habitacional segura y de calidad a las familias afectadas por los sismos, con una combinación de un subsidio de 1,500 USD que viene del Programa, más un crédito preferencial que irá siendo amortizado por parte de las familias. Por otro lado, porque crea un precedente, un ejemplo para otras financieras y especialmente para la banca comercial, que ante situaciones difíciles y ante grandes retos hay que buscar soluciones adecuadas e innovadoras. No se debe perder de vista que además de las nuevas viviendas afectadas en los últimos días, se debe atender el gran déficit habitacional del país de casi 1 millón de viviendas.
Pero lo más importante es que el Gobierno de Nicaragua está asumiendo y se está convenciendo cada vez más que las alianzas público-privadas funcionan, que hay que apoyar la cultura de autoconstrucción nacional con vivienda progresiva, y que, sobre todo, no se puede seguir regalando vivienda. Las familias nicaragüenses cuentan con un gran potencial, pueden aportar para su vivienda, pueden participar en la construcción de su hogar y pueden asumir pequeños créditos habitacionales adaptados a sus necesidades y situación.
Hay que buscar opciones y soluciones adecuadas para las familias de bajos ingresos, y sobre todo un compromiso firme tanto del sector público y privado para atender la gran demanda que tiene el país. Por un lado, la banca y las instituciones financieras deben asumir un papel más proactivo, pasando de donaciones y programas de responsabilidad social puntuales hacia productos crediticios adaptados a dichas familias. Y, por otro lado, el Gobierno debe buscar cómo generar incentivos para motivar la participación de las instituciones financieras del país, ya sea con seguros ante pérdidas, financiamiento de segundo piso a mejores condiciones, entre otros ejemplos que ya existen en la región.
Esperamos que el ejemplo de PRODEL plante la semilla que haga crecer e incentivar la participación de las otras instituciones financieras del país, para que en el marco de la responsabilidad compartida, y junto con el Gobierno, se pueda atender y solventar la precariedad habitacional de la mayoría de nicaragüenses.
*Marc Pérez Casas es consultor del BID, encargado de la supervisión del Programa de Vivienda y Mejoramiento Integral del Hábitat NI/L1053 (préstamo 2565/NI-BL).
Denis Alemán Casoc dice
Excelente artículo, sobre todo por la honda reflexión de cooperación hacia los demás y en especial a las poblaciones de bajos ingresos. FUNDENUSE, está comprometida con ejecutar 2,000 créditos con subsidio en el 2014 y 2015 con la ayuda de la alianza público privado.