Antes de la crisis del COVID-19, las Industrias Culturales y Creativas (ICC) eran un sector en auge a nivel mundial. En América Latina y el Caribe, estas industrias han crecido de forma sostenida en los últimos años, generando una cantidad de puestos de trabajo tanto formales como informales. Se estima que las ICC representan entre el 2 y el 4% del PIB de la región, y dan empleo a 1,9 millones de personas.
Desafortunadamente, este sector ha sido una de las mayores víctimas de la pandemia, al ser considerado como una actividad “no esencial.” Las pérdidas millonarias por la cancelación de espectáculos, conciertos y festivales, y el cierre masivo de museos, restaurantes y teatros han sumido a las ICC en una marcada crisis. A pesar de ello, las medidas paliativas tales como los toques de queda y el confinamiento han reafirmado el rol esencial que desempeña la cultura en la vida urbana.
Muchas ciudades emprenden procesos de experimentación, probando diferentes medidas que permitan llevar una cuarentena ordenada al tiempo que se reactiva la actividad económica. Por ejemplo, Ámsterdam y Barcelona han organizado conciertos y eventos experimentales para medir el impacto de la actividad cultural sobre las tasas de contagio y diseñar estrategias para mitigar los riesgos asociados al retorno de aglomeraciones y socialización en la nueva normalidad.
En el BID estamos convencidos de que las ICC son un sector productivo muy relevante como fuente de ingresos y empleo para las ciudades, además de ser una fuente de innovación que fomenta la productividad de los barrios y aumenta su atractivo como destinos turísticos y de inversión. Sin embargo, en América Latina y el Caribe estas industrias pocas veces son consideradas en la toma de decisiones en torno al desarrollo urbano.
¿Cómo podemos posicionar a la cultura como parte esencial del proceso de recuperación y reactivación tras la actual crisis?
De acuerdo con John Newbigin, cofundador de Creative England, las ciudades desempeñan dos funciones principales en apoyo al sector cultural en tiempos de pandemia. Por un lado, son los centros responsables por analizar y abordar las preocupaciones de los ciudadanos y difundir información de manera clara y precisa. Por otro, son responsables por generar incentivos y ayudas para que los negocios culturales puedan seguir operando, tomando en cuenta que se trata de una industria en alto riesgo.
En este blog, que forma parte de una serie sobre los aprendizajes resultantes de la Reunión de Alcaldes 2021, queremos compartir 5 acciones que pueden tomar las ciudades para potenciar las ICC como agentes de reactivación urbana:
- Mapear el ecosistema creativo. Toda recuperación debe partir con una evaluación de los daños. Para las ciudades, resulta clave llevar un inventario de sus instituciones culturales a fin identificar riesgos y mejorar la asignación de recursos. Una herramienta interesante para este fin es el Creative Footprint (Huella Creativa), una metodología desarrollada por la consultora internacional VibeLab para mapear y caracterizar el ecosistema creativo de las ciudades. Hasta la fecha, ha sido implementado en Berlín, Tokio y Nueva York y sus resultados sirven como línea de base para entender la situación del sector creativo previo a la pandemia y evaluar el impacto de la misma sobre la diversidad y distribución de los activos culturales.
- Promover la cultura en el espacio público. La flexibilidad en el uso del espacio público—incluyendo parques, aceras y avenidas—es esencial para que los negocios culturales puedan sobrevivir la crisis económica causada por la pandemia. Ciudades como Nueva York han incorporado nuevas regulaciones e intervenciones de urbanismo táctico para permtir que restaurantes, teatros y otros establecimientos puedan seguir ofreciendo sus servicios al aire libre.

- Considerar el tiempo como una alternativa de distanciamiento social. Las restricciones horarias han tenido un impacto negativo sobre la vitalidad de las ciudades durante la pandemia: Berlín tuvo su primer toque de queda desde 1949 y el metro de Nueva York dejó de funcionar 24 horas por primera vez en su historia. El tiempo, al igual que el espacio, es una herramienta útil para gestionar temas como la congestión y el ruido en zonas de gran concentración de establecimientos culturales y de entretenimiento. En lugar de promover una misma hora de cierre para todos los establecimientos, ciudades como Ámsterdam otorgan licencias 24 horas a negocios ubicados en zonas de menor densidad, logrando diversificar la hora de cierre y estimulando distintos usos de un mismo edificio durante el día.

- Descentralizar la oferta cultural. La pandemia ha alterado la rutina laboral y, con ella, el rol de los centros urbanos como principales zonas de vida productiva. A medida que más personas trabajan desde casa, se hace necesario diversificar las opciones de cultura, ocio y entretenimiento que existen en áreas residenciales. La tendencia hacia la digitalización ha promovido un mayor acceso a la cultura desde los hogares. Sin embargo, los medios digitales no deben remplazar las funciones de socialización y formación de identidades que tienen lugar en espacios presenciales de cultura y entretenimiento.
- Promover y apoyar el talento local. Las restricciones de movilidad y la proliferación de eventos en línea han servido como plataforma para impulsar el talento local. Sin embargo, la actual crisis ha puesto en evidencia las duras condiciones laborales a las que se ven expuestos los trabajadores de este sector, quienes muchas veces carecen de seguridad social y de una remuneración adecuada. A fin de medir el impacto de la crisis sobre las ICC, ciudades como Tegucigalpa han emprendido encuestas online para recabar información sobre las pérdidas por causas de reducciones de turnos, cancelaciones de eventos u oportunidades para trabajadores, negocios, emprendedores y freelancers vinculados a la gastronomía, la vida nocturna y el sector cultural y creativo afectados por la pandemia.

¿Qué está haciendo tu ciudad para potenciar la cultura como un aliado en la recuperación pospandemia? Comparte con nosotros tu experiencia en la sección de comentarios.
Desafortunadamente el sector de la cultura en tiempo de la Pandemia fue el mas afectado ya que no es una prioridad.
La cultura es una arte extraordinario que nos permite viajar a momentos donde podemos disfrutar, tipos de culturas y una diversidad de actividades que nos ayudan a dispersarnos y tener entretenimiento. Desafortunadamente en estos tiempos de pandemia como el asistir a teatro o eventos, a pesar de que haya el gusto, infortunadamente no se pude realizar lo que hace que se someta al olvido o a no darle la importancia que se merece.
Es completamente interesante como el BID, determina que las ICC son un sector productivo, que genera empleo y permite que en lugares como barrios aumente el atractivo como destinos turísticos.
A pesar de los estragos que ha traído la pandemia, también destacamos las cosas buenas como la reinvención en hacer que el entrenamiento y la cultura signa siento importantes para la sociedad a pesar de las dificultades.
Saludos cordiales a todos quienes son parte de la transformación de las ciudades y en especial de la comunidad resiliente, como se ha mencionado, la situación actual de la economía en general impacta a todos, en el caso particular a la Industria Cultural y Creativa; mi interés se centra en fortalecer la gestión desde lo local, con el afán de renovar ciudades convirtiéndolas en resilientes, en forma integral, y participativa. Ecuador es un lugar paradisíaco cuyo potencial es enorme, Trabajo en el sector Seguridad y Desarrollo, apoyando a lo gobiernos autónomos descentralizados GAD a formular políticas, planes, programas y proyectos orientados a prevenir el delito, violencia y temor, con acciones creativas de orden Urbano, Social, cultural, Económico etc..
Deseamos conocer más de sus experiencias y conocimiento para crear ciudades seguras, sostenibles, saludables y solidarias.,