Recicladores en Bolivia lograron entrar al mercado formal de trabajo gracias a un programa de transferencias condicionadas.
Por Pep Tarifa*
Los Programas de Transferencias Monetarias Condicionadas (PTMC) son una metodología utilizada para amortiguar los efectos de la pobreza. Nacen en México en la década de los 90 con el objetivo de romper con el círculo de la pobreza y su componente inter- generacional mediante la realización de transferencias monetarias a familias. A través de transferencias ligadas a condicionalidades que buscan fomentar la educación y el ahorro y mejorar la salud, los PTMC lograron cubrir una serie de brechas que presentaban los programas de reducción de la pobreza existentes hasta el momento.
A pesar de presentar ciertas debilidades, como brechas de cobertura o dependencia política, las transferencias monetarias (como incentivos en efectivo), los PTMC demostraron ser un modelo muy versátil y aplicable a distintos universos. A inicios de 2018, se abrió la oportunidad de emplear esta metodología en un proyecto de residuos sólidos implementado en la localidad de Riberalta, Bolivia. Un proyecto cuyo objetivo era la formalización de recicladores de base tras el cierre del botadero municipal. La aplicación de este tipo de programas a la formalización de recicladores nunca se había aplicado anteriormente.
En Bolivia, el 37% de los residuos sólidos generados termina en botaderos a cielo abierto, creando peligros ambientales y para la salud de los ciudadanos. En este contexto, en 2013, el Estado Boliviano, con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, puso en marcha un programa para la implementación de la gestión integral de los residuos sólidos en el país, comprendiendo el cierre de varios botaderos, entre los cuales se encontraba el de Riberalta. Tras el cierre del botadero municipal, las 47 recicladoras que desarrollaban la actividad del reciclaje en el sitio de disposición final se vieron obligadas a encontrar otras vías de ingreso.
Así fue como se decidió implementar un sistema de pagos condicionados con el objetivo de mejorar sus condiciones de trabajo a través de su formalización e inclusión social. Durante el siguiente año se trabajó mano a mano con las recicladoras de Riberalta, formándolas para lograr su inserción al mundo laboral formal, ofreciéndoles vías de ingreso alternativas al reciclaje informal.
Los pagos condicionados cobraron una gran importancia durante el desarrollo del proyecto en tanto la formación constituyó un elemento clave para lograr la formalización del reciclador y asegurar la estabilidad de su actividad al largo plazo. En base a experiencias previas, uno de los problemas más frecuentes en proyectos de este tipo es típicamente lograr el involucramiento de los recicladores en la primera fase de formación. Para mitigar este problema se llevó a cabo un análisis socioeconómico de los beneficiarios para conocer mejor sus características, así como sus anhelos y necesidades, decidiéndose adaptar la metodología PTMC a las características de la población, algo que, hasta la fecha, no se había probado.
Para fomentar la participación de las recicladoras en el proyecto se definió no realizar entregas monetarias directas, sino condicionar las mismas a la participación en una serie de formaciones gratuitas en organización del negocio, comercialización y determinación de costos, o sobre cómo acceder a potenciales clientes. La asistencia técnica entregada se vinculó también a una posterior entrega de insumos (refrigeradores, cocinas de gas, elementos de manicura, etc.) para el desarrollo de las actividades profesionales escogidas, así como un seguimiento de 4 meses post apertura del negocio (realizada por el equipo del proyecto y los formadores) para poder resolver dudas, refrescar conocimientos y establecer nuevas acciones a desarrollar si se consideraba necesario. Así, todos estos apoyos directos, no en efectivo, condicionaban la permanencia de las recicladoras en el programa.
En el informe final del proyecto se analiza la metodología utilizada, las variaciones introducidas al modelo de los PTMC, así como los puntos fuertes (incentivos en efectivo, o como en el caso que nos ocupa en especie; condicionalidad clara y mujeres como receptoras del apoyo) y débiles (brechas de cobertura y dependencia política) de las transferencias condicionadas. El informe presenta también los factores de éxito (inclusión específica de beneficiarias, pagos es especie como prevención de la desincentivación y generación directa de puestos de trabajo) durante la ejecución del proyecto de Riberalta, y una adaptación de la metodología PTMC en especie y a pequeña escala.
*Pep Tarifa es especialista en diseño, implementación y coordinación de proyectos ambientales (enfoque en alianzas internacionales y financiamiento multilateral). Amplia experiencia en los subsectores de Eficiencia Energética, Emisiones de CO2 y Gestión de Residuos. Últimamente dedicada al desarrollo de negocios inclusivos orientados a la creación de nuevos servicios de gestión de residuos y emprendimientos sociales de agricultura urbana. Licenciada en Biología (UAB), Postgrado en Dirección de Empresas Ambientales (UPF) y Máster en Ingeniería de Gestión e Ingeniería Ambiental (UPC). Co-lidera la oficina de Barcelona de R4S.
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