La gestión de residuos sólidos es un desafío para la salud pública, la conservación del medio ambiente y el desarrollo económico de Panamá. Con solo el 76% de la población con acceso a servicios de recolección, una gran cantidad de desechos termina en cuerpos de agua, lo que causa contaminación y obstrucciones en las redes de drenaje. Este problema afecta negativamente la calidad de vida de los panameños y el desarrollo sostenible del país.
En Panamá, los municipios son los responsables de la recolección y disposición final de los residuos. Al enfrentar limitaciones técnicas y económicas, los municipios usan los vertederos a cielo abierto como la forma más común de disposición, lo cual genera impactos ambientales y de salud adicionales.
Un nuevo modelo de gestión de residuos
El relleno sanitario de Cerro Patacón recibe más de la mitad de los residuos que se generan en el país, ya que ahí se depositan los residuos recolectados en los distritos de Panamá y San Miguelito, que comprenden el 60% de la población del Área Metropolitana de Panamá y el 27% de la población del país. Este sitio presenta incendios constantes, lo cual genera emisiones de gases tóxicos que afectan a las poblaciones aledañas, además de otras afectaciones en cuerpos de agua y al entorno natural por deficiencias en el manejo de lixiviados. Esta situación es preocupante para el país, pero especialmente para las más de 18.000 personas que viven cerca de esta área.
En atención a esta situación, y como apoyo al gobierno de Panamá, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) propone un nuevo modelo de gestión que incluye:
- la reestructuración del sistema de recolección en el distrito de Panamá
- la creación de plantas de valorización energética y de separación para reciclaje
- la formación de material combustible.
Este enfoque busca reducir los residuos que se disponen inadecuadamente y promover un manejo de los residuos que fomente un manejo basado en la economía circular y la mitigación al cambio climático y que genere, a su vez, oportunidades de desarrollo económico local.
La economía naranja, por ejemplo, podría impulsar la innovación en la gestión de residuos sólidos al fomentar prácticas sostenibles y creativas, que no solo reducirían el impacto ambiental, sino que también generarían beneficios económicos y sociales para la población. Estas prácticas transformarían lo que tradicionalmente se considera desecho en una fuente de oportunidades laborales.
El BID también apoya al gobierno de Panamá en la actualización del plan nacional en la creación de un sistema de información para la gestión de residuos y economía circular, y ha formulado un plan de acción para mejorar la operación de Cerro Patacón. Además, a través del Programa de Apoyo a Sitios Turísticos, se busca crear nuevos modelos de gestión en los principales focos de turismo del país, a fin de contribuir a sentar las bases de la nueva visión en Panamá.
Autora invitada
Elkis Mabel Quintana, actualmente es consultora en comunicaciones del BID para Panamá. Tiene una licenciatura en Periodismo y una especialidad en Gestión de Crisis y Responsabilidad Social Corporativa (RSE). Cursó una maestría en Proyectos de Desarrollo. Previamente estuvo a cargo del área de Comunicaciones y RSE de una empresa del sector energético.
NORA ESTHER DE PAZ DONADO dice
Excelente! Asimismo la reducción de los residuos, la circularidad de los materiales primarios y secundarios y la restauración de la Naturaleza, los principios de la Economía circular.
La incorporación de los recolectores y la educación ambiental para la generación de empleos verdes sustentables y sostenibles, alineados a ODS COP 2015-2030
Hugo Romero C dice
La gestión inadecuada de residuos sólidos en Panamá es un serio desafío que impacta la salud pública, el medio ambiente y la economía. La acumulación de basura propicia la proliferación de animales que transmiten enfermedades como el dengue y el zika, poniendo en riesgo la salud de la población. Al mismo tiempo, la disposición incorrecta de residuos contamina ríos, océanos y suelos, dañando la biodiversidad y los ecosistemas. Además, esta mala gestión afecta negativamente el turismo, un sector clave para la economía, y desperdicia recursos que podrían ser reutilizados o reciclados, limitando oportunidades para un desarrollo económico sostenible.