*por María del Rosario Navia
Llevo algunos años viviendo en los Países Bajos, y he podido experimentar el uso de los servicios sanitarios “al estilo Europeo”. Por un lado, los espejos son tan altos que ni siquiera me alcanzo a ver la coronilla (lo mismo me han reportado algunos conocidos sobre la altura de los orinales, solo que el problema que genera la altura es otro). Por otro lado, los diseños de los inodoros son tan variados que me toma un buen tiempo entender cómo se hace correr el agua. Adicionalmente, en algunos sitios públicos los servicios sanitarios suelen ser mixtos, es decir los inodoros son tanto para hombres como para mujeres y así mismo el área de los lavamanos es común.
Por esta última característica he podido registrar cómo se comportan los hombres después de usar el inodoro o el orinal, y he de confesar que tengo un sentimiento de preocupación enorme. Resumo abajo las prácticas que he observado:
- Muchos no se lavan las manos en absoluto
- Algunos se enjuagan una mano, solamente con agua, sin jabón
- Unos pocos se enjuagan las dos manos, pero solamente con agua y sin jabón
- Otros se lavan una sola mano, con agua y jabón
- Casi ninguno se lava las dos manos con agua y jabón
No estoy diciendo que estas sean costumbres europeas, estoy diciendo que gracias a las costumbres europeas de tener servicios sanitarios compartidos, ahora sé qué es lo que hacen (o no hacen) los hombres después de usar el sanitario. Estas observaciones las he podido confirmar en conversaciones con mis amigos, porque algunos han sido honestos y me han dicho que practican cualquiera de las opciones anteriores DEPENDIENDO DEL TIEMPO O PEREZA QUE TENGAN en ese momento (en el mismo orden de frecuencia que detallo arriba). Otros no tuvieron la valentía de confesarlo abiertamente, pero su risa nerviosa los delató[1].
En realidad no tengo manera de saber qué es lo siguiente que hacen los personajes que no se lavan las manos después de usar el orinal o el sanitario. Sin embargo, siempre me he sentido tentada a seguir a alguno por un rato, para comprobar si acto seguido se frota los ojos, o se sienta en un restaurante y se come una hamburguesa con papas fritas, o se encuentra con su novia y dulcemente le acaricia la mejilla, con una o con ambas manos (qué más da).
De lo que si estoy segura, es que ellos no saben que el lavado de manos es la forma más fácil y efectiva de protegernos contra gérmenes, que pueden ser los responsables de infecciones y enfermedades respiratorias, gastrointestinales, de piel o de ojos. A través de las manos sin lavar se transmite la influenza, el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS por sus siglas en inglés), el Estafilococo Dorado Resistente a la Meticilina (MRSA por sus siglas en ingles), la disentería, la shigelosis, y la diarrea, entre otras.
El informe del Programa Conjunto OMS/UNICEF de monitoreo los Objetivos de Desarrollo del Milenio indica que el 96% de la población mundial urbana utiliza fuentes de agua potable mejoradas, y el 82% utiliza instalaciones de saneamiento mejoradas. No hay excusa. En las ciudades se cuenta con todo para practicar una buena higiene de manos. Solo habría que recordar la voz de nuestras madres clamando que nos lavemos las manos (¿se acuerdan?), o leer las instrucciones que están pegadas en la pared de los servicios sanitarios públicos, al lado del lavamanos, justo a la altura de los ojos.
Los proyectos de infraestructura y desarrollo siempre se preocupan por el tema de la higiene ligándola al agua y al saneamiento, haciendo gran énfasis en las zonas rurales. Ahora bien, ¿Qué pasa con las grandes ciudades llenas de profesionales educados y hasta de altos ejecutivos, que, o bien no se lavan las manos después de usar el inodoro o el orinal, o apenas se las mojan? ¿Acaso se debería incluir un componente de higiene básica en proyectos urbanos también? Opino que sí. ¡Definitivamente! ¡Por favor!
Otra costumbre europea, que también usamos en América Latina, y un poco menos en Estados Unidos o Asia, es saludar –incluso a un perfecto extraño– con un beso en la mejilla. En los Países Bajos se dan tres besos, en España se dan dos, en América Latina se da uno. Ahora que conozco algo sobre las prácticas de los hombres relacionadas con la higiene de manos, voy a cambiar mi forma de saludar. Amigos, no se sorprendan si de ahora en adelante me anticipo a darles uno, dos o hasta tres besos, o si únicamente los saludo desde lejos, con un discreto movimiento de cabeza, o si dejo la discreción a un lado y de forma directa les pregunto si se lavaron las manos la última vez que usaron el servicio sanitario. Los quiero igual, es solo que ya conozco su secreto, y me temo que si de mí depende, nuestras manos no se volverán a tocar jamás.
[1] Aclaro que esta nota no incluye a las mujeres, y solo se refiere a las costumbres de los hombres, porque es lo novedoso para mí.
María del Rosario Navia obtuvo su grado de Ingeniera Civil en la Universidad Industrial de Santander, Colombia y tiene una Maestría en Desarrollo Local y Regional del Instituto de Estudios Sociales en Los Países Bajos. María del Rosario cuenta con más de 17 años de experiencia profesional en el sector de agua. Se incorporó al BID en el 2007 inicialmente como coordinadora del Programa BID-Países Bajos para la Gestión Integrada de Recursos Hídricos, y más tarde como Especialista en Agua y Saneamiento, trabajando en el desarrollo de operaciones de agua y saneamiento en América Latina y el Caribe. Antes de unirse al equipo del BID trabajó en Chemonics International en la implementación de proyectos ambientales y de agua financiados por USAID. De igual manera trabajó como ingeniera de planeación del AMB, la empresa de agua potable de Bucaramanga, Colombia, con la Comisión de Regulación de Agua Potable de Colombia y la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliaros de Colombia. Maria del Rosario se encuentra actualmente en asignación externa en la Asociación Internacional del Agua.
Margarita Guerrero dice
Excelente articulo !!
Sergio reyes dice
Súper Muñe! Aquí siempre nos lavamos las dos namos, por lo menos yo sí!
Sonia dice
Creo que el mal habito de los hombres, con la pereza de no lavarse las manos, mejoraria, si se pusieran en los baños unas imagenes tomadas con microscopio, para que vieran la infinidad de porqueria que llevan en sus manos y van dejando huella por todo lo que tocan.
Nilse Bejarano dice
Excelente articulo, trabajo en saneamiento basico desde hace muchos años y la verdad solo intuia que esto sucedia, gracias por incorporar este tema para la educacion sanitaria!!!!