Los sistemas de transporte público son el principal medio de transporte para millones de personas en América Latina. En promedio el 43% de los viajes diarios se realizan en el transporte público en las áreas principales metropolitanas de la región (CAF, 2010). Los patrones de viaje de los hombres y las mujeres son diferentes en relación al propósito, la frecuencia y la distancia. Las mujeres viajan más y hacen viajes más complejos que los hombres (usando, por ejemplo, varios buses durante más horas en el día, ver acá).
Sin embargo, tanto el crimen y la violencia como la percepción de inseguridad limitan y condicionan las opciones de transporte de las mujeres afectando directamente su movilidad, su oportunidad de participar al igual que los hombres en el mercado laboral, el acceso a servicios y su derecho a disfrutar libremente de la ciudad.
Por ello, en el BID estamos estudiando las dinámicas de la inseguridad y la violencia contra la mujer en el transporte. Les adelantamos algunos resultados de un estudio que lanzaremos muy pronto sobre el riesgo en el transporte para las mujeres en Lima Metropolitana (Perú) y Asunción (Paraguay). Este estudio utiliza una encuesta innovadora a más de 1200 mujeres jefas de hogar o esposas de jefes de hogar en Lima y Asunción (Galiani y Jaitman, próximamente). Se encuestaron tanto a usuarias como no usuarias del transporte público en una muestra estratificada por nivel socioeconómico, diferenciando este estudio de las encuestas existentes sobre violencia en el transporte, las cuales solo incluyen usuarios de transporte y por lo tanto crean un sesgo de selección muestral.
Utilizando técnicas cuantitativas llegamos a seis conclusiones importantes.
- Sorprendentemente, la percepción de inseguridad en el transporte público es mayor entre las mujeres no usuarias que entre las usuarias, siendo el miedo un posible factor que disuade el uso del transporte público.
- La percepción de inseguridad es más alta entre las mujeres de estrato socioeconómico más alto, controlando por una serie de factores demográficos.
- Cuanto mayor es la confianza en las instituciones y la percepción de seguridad en la zona de residencia, también es menor el temor a la delincuencia en el transporte público, dejando los otros factores constantes.
- Por otro lado, se observa que cuanto mayor es el tiempo de viaje y cuanto más joven es la pasajera, mayor es la probabilidad de ser víctima o presenciar un delito cuando viaja en estos medios.
- Factores relacionados a la calidad de transporte, tales como la limpieza del vehículo, el espacio disponible y el cumplimiento del horario del recorrido, también inciden en la percepción de inseguridad y victimización de las mujeres. Es decir, a mejor calidad de servicio, menos el temor.
- Por último, se encontró que tanto la percepción como la victimización condicionan las opciones de transporte de las mujeres, afectando directamente su movilidad, causando mayor pérdida de tiempo por elegir rutas que no son las óptimas y mayores costos por utilizar otros medios como el taxi en lugar del transporte público.
Próximamente les compartiremos muchas cifras y más hallazgos. Por el momento, vemos que estos resultados resaltan la necesidad de tener en cuenta la perspectiva de género en el diseño del sistema de transporte público de forma tal que las mujeres puedan viajar sin miedo. Sin embargo las políticas en esta área están pendientes en la región. Para ello, es fundamental disponer de información sobre el perfil, utilización, percepción de inseguridad y victimización de las mujeres en el transporte público para diseñar políticas de seguridad informadas en las ciudades de la región.
Galiani, S. y Jaitman, L. (Próximamente) El transporte público desde una perspectiva de género: percepción de inseguridad y victimización en Asunción y Lima. BID
Suscríbase a nuestras alertas de email del blog Sin Miedos
Foto crédito: Flickr CC Tarciso
Leave a Reply