Por Salvador Medina*
Viviendo en la Ciudad de México se percibe que el tráfico y el tiempo invertidos en traslados dentro de la urbe han ido en aumento en consonancia con el aumento de la extensión de la ciudad. El fenómeno se está replicando en todas las grandes ciudades del país. Entre 1980 y 2010 las ciudades de México experimentaron una expansión que sextuplicó sus dimensiones mientras que la población no llegó a duplicarse. Esta situación significó una disminución de la densidad de la población del 67% con un efecto especialmente negativo sobre la movilidad, el erario público y la sostenibilidad. En las ciudades con una escasa densidad demográfica y con una población expandida los medios de movilidad sustentables como caminar o circular en bicicleta no son permanentes, se abandonan con facilidad. Proveer de sistemas de transporte público de calidad simplemente es altamente costoso económicamente hablando. De modo que finalmente se opta por el uso del automóvil, incrementando las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Lo expuesto se aprecia en el siguiente gráfico. Aquí se muestra cómo las tasas anuales de motorización y expansión urbana son altas en todos los grupos de ciudades y no sólo en la Ciudad de México:
Este fenómeno ha sido incentivado por la política pública que no ha tomado en cuenta el efecto en la movilidad y las emisiones de GEI, como ha documentado el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo de México (ITDP por sus siglas en inglés) en su publicación Desarrollo Orientado al Transporte: regenerar las ciudades mexicanas para mejorar la movilidad. Resulta evidente la necesidad de promover estrategias como la del Desarrollo Orientado al Transporte (DOT), un programa para reducir la expansión de las ciudades que promueve el uso de medios de transporte sostenible y desincentiva el uso del automóvil, como ITDP resume en esta animación. Existen otras estrategias de gran alcance que el Banco Interamericano de Desarrollo ha condensado en su publicación Estrategias de mitigación y métodos de contabilidad para las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de Transporte, referencia obligada para quienes toman las decisiones de gobierno comprometidos con la sostenibilidad urbana. Si el objetivo es lograr la sostenibilidad urbana sin duda se requiere atacar uno de sus principales impedimentos: la expansión urbana. ¿Tú qué prefieres, vivir en zonas de alta densidad y poder tener mejor acceso a actividades sociales y económicas o tener que desplazarte “cómodamente” en tu automóvil por largas distancias y perder tiempo por la congestión vial?
* Salvador Medina es economista graduado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con especialización en Economía Financiera por la Universidad Complutense de Madrid y con maestría en Urbanismo por la UNAM. Actualmente labora en el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo como Coordinador de Desarrollo Urbano, donde realiza investigaciones, análisis y manuales para fomentar una movilidad urbana sustentable en las ciudades mexicanas. Anteriormente se desempeñó como Subdirector de Indicadores y Valoración Económica en la Dirección General de Investigación en Política y Economía Ambiental del Instituto Nacional de Ecología, realizando investigación sobre implementación de instrumentos económicos para impulsar la sustentabilidad del transporte. Su interés principal se centra en modificar los incentivos económicos para que el desarrollo urbano genere una movilidad sustentable y equitativa.
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